Viajes Gran Plaza

Quisiera advertirte sobre esta empresa. Abandonaron a mi madre y sus amigas a un mes de su viaje, sin dar señales de vida hasta que nos vimos obligados a contactarlos para saber sobre la reserva. A pesar de tener todo listo en el trabajo para tomarse un merecido descanso, ahora se encuentran en el limbo sin destino de vacaciones. A pesar de intentar comunicarnos con ellos varias veces en busca de ayuda, han pasado dos días sin recibir ni una palabra de respuesta.

La empresa con la que traté recientemente dejó bastante que desear. Me sorprendió la falta de profesionalismo y formalidad en su atención al cliente, pues me informaron sobre la cancelación de mi viaje solo un mes antes de la fecha programada, lo que me obligó a buscar información sobre mi reserva. Este incidente resultó en que un grupo de personas, incluyéndome a mí, nos quedáramos sin la posibilidad de disfrutar de las vacaciones que habíamos planificado con esmero. A pesar de haber intentado resolver la situación comunicándome con la empresa, aún no he recibido una respuesta después de esperar pacientemente durante 48

Desde el instante en el que me uní a la travesía, cada detalle se convirtió en una experiencia extraordinaria. Tanto el alojamiento, el guía regional y el conductor demostraron un servicio excepcional, al igual que el equipo de limpieza que se encargó meticulosamente de mantener impecables las habitaciones y el comedor. Por otro lado, mi acompañante de cuarto, Isabel, también quedó impresionada por la atención que recibimos de principio a fin. Para nosotros, regresar a Huelva sería una decisión fácil y rápida.

La travesía resultó asombrosa, el conductor mostró gran habilidad al volante y la guía se dedicó a mostrarnos cada rincón interesante. Respecto al alojamiento, el buffet del hotel, acorde a su clasificación de cuatro estrellas, ofreció una experiencia estándar, la habitación presentaba una correcta limpieza, aunque había un fuerte olor en las tuberías. Las visitas a Río Tinto, Niebla, el Monasterio de la Rábida y Huelva fueron sumamente placenteras, pero la cereza en el pastel fue cuando nos llevaron a la feria de la gamba, una